La naturaleza se da el gusto de crear obras de arte tan efímeras que el ojo humano no es capaz de percibir. Y lo hace constantemente: en la ignición de una cerilla, la explosión de una burbuja o en el movimiento de los fluidos.
El fotógrafo alemán Markus Reugels usa gotas de agua, una iluminación creativa y colorantes artificiales para mostrar la belleza de algo tan mundano como una salpicadura. El resultado son esculturas vivas, a veces semejantes a animales, a veces llenas de simetría, siempre impresionantes.
Para lograr capturar el instante preciso usa cámaras de alta velocidad, capaces de abrir el obturador un tiempo menor a una diezmilésima de segundo (hasta 1/16.000 fps). Markus asegura que las formas y texturas de sus fotografías las logra mediante la alteración del fluido que utiliza, cambiando su viscosidad o agregando sustancias para modificar su densidad, pero nunca retocándolas con Photoshop.
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