Los microbios que cargamos en nuestras manos
¡Niño, lávate las manos antes de venir a la mesa! Aún hoy puedo oír nítidamente esta frase que tantas veces escuché en mi niñez. Y aún hoy recuerdo que cada vez me miraba las manos y pensaba que tampoco había para tanto, que en realidad no se veían tan mugrientas. Uno puede creerse eso de que hay un montón de microbios por ahí pululando, pero su invisibilidad hace que parezcan una amenaza poco real, uno de esos mil peligros que a las madres les gusta exagerar día tras día…